Un hombre camina por la calle de un pequeño pueblo, cuando de pronto se da cuenta que encima de él hay un globo aerostático flotando. De ese globo cuelga una canasta, y en la canasta hay un señor, que le hace señas desesperado.
Con curiosidad, se aproxima lo mas que puede y escucha con atención.
Al fin, el piloto del globo logra que el aparato descienda un poco y le grita: "Disculpe ¿podría ayudarme? Prometí a un amigo que me encontraría con él a las dos de la tarde, pero ya son las dos y treinta, y no sé dónde estoy.
"El transeúnte, con mucha cortesía le respondió: "Claro que puedo ayudarle!
Usted se encuentra en un globo de aire caliente, flotando a unos veinte metros encima de esta calle. Esta a cuarenta grados de Latitud Norte y a cincuenta y ocho grados de altitud Oeste. El aeronauta escucha con atención, y después le pregunta con una sonrisa:
"¿Amigo, es usted ingeniero?"
"Si señor, para servirle, pero ¿cómo lo supo?
"Porque todo lo que usted me ha dicho es técnicamente correcto, pero esa información no me sirve de nada, y sigo perdido".
El ingeniero se queda callado a su vez, y al final le pregunta al del globo:"? ¿Usted, no será por casualidad, gerente?"
"Si, soy gerente de una empresa. ¿Cómo lo ha averiguado?"
"Ah! Muy fácil: Mire, usted no sabe ni donde esta, ni para donde va. Hizo una promesa que no tiene ni idea de como cumplir, y espera que otro le resuelva el problema. Está exactamente tan perdido como antes de preguntarme. Pero ahora, por algún extraño motivo, resulta que la culpa es mía.-
martes, agosto 08, 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario